viernes, 31 de enero de 2014

Párrafos

Les juro que me esfuerzo por entender cada palabra, por descifrar cada detalle, cada dato escondido que puede llegar a concluir en una mala o una buena decisión. Imagino miles de impedimentos que podrían afectar en el medio de todo, tengo hasta las peores sensaciones de que sea algo efímero e inconcluso, pero mi decisión está tomada.

Últimamente he llagado a pensar que todo depende de las intenciones, pero creo firmemente que no es así, porque aunque trate se que no quiero dejar pasar algo tan, tan, tan... bueno, no hay adjetivo que pueda definir lo que me transmite. En caso de haberlo, debería ser algo así como una imperfecta perfección, algo que describe la majestuosidad de poder hablar con alguien sobre todas las cosas y no aburrirse nunca, algo que transmita lo mismo que me transmite ella a mí.

Centenares de gracias doy al destino o vaya uno a saber a qué pude conocerla, pero tengo la certeza de que no quiero que desaparezca, quiero verla y estar con ella, compartir el tiempo que se pueda y divertirme. No tengo impedimentos para reflexionar de esta manera por la seguridad que tengo, la seguridad de que todo vale la pena porque me hace reír, y sobre todas las cosas, me hace pensar que es lo más lindo que alguien puede generarme.

Hago muy pesada la tarea de buscar adjetivos que la describan, ya no voy a entrar en la titánica tarea de recorrer miles de diccionarios para encontrar su belleza, inteligencia, gracia y simpatía plasmada en una palabra, aunque es agradable poder sentirlo, experimentar la alegría y el asombro de su madurez, quedar atrapado con cada relato que se dispone a contar, porque creo que encontré a una verdadera vividora y es alguien por quien vale la pena jugársela.

Intento no estar apurado, puede que la expectativa incomode en ciertas situaciones, pero tengo un sentimiento de sorpresa cada vez que veo su nombre o cuenta algo que me es casi imposible no querer algo más. Por ahora hay que quedar expectante, algo temerario y lento en mis decisiones, aunque es muy difícil no quedar parado de esa forma ante una persona cuya presencia inspira locura y libertad.


"¿Cómo haces? Conozco todos tus trucos, pero aún así me das que pensar"
Las Pastillas del Abuelo

sábado, 25 de enero de 2014

El arte del bilardismo

Hace algunos días tuve el infortunio de escuchar una frase que decía un chico de 19 años que cito: "yo quiero jugar lindo y bien, como el Barcelona, prefiero perder de esa manera a ganar cagando a patadas al rival. Eso es lo que defiende la escuela de Bilardo". Ese duro comentario me partió el alma, pero lejos de entrar en una discusión con el muchacho que poca idea de fútbol local tenía, decidí callar y dedicarle algunos párrafos.

Vamos a la raiz del asunto, el "bilardismo" como se lo denomina al estilo de juego que llevó a cabo no solo Estudiantes en la época del doctor, sino la propia Selección Argentina en el Mundial de México '86. Sin embargo esto no comenzó con Bilardo, aunque suene algo contradictorio por el propio nombre, este arte futbolístico nació con el gran Osvaldo Zubeldía y lo nombro de pie, casi con lágrimas en los ojos. Este entrenador, también ex DT de Extudiantes, fue la primera persona en el planeta que planteó al off-side como un recurso, la primera persona que alejó a la defensa más allá del área propia y los llevó a mitad de cancha.

Claro que podemos echarle la culpa de los goles de contraataque, pero no podemos dudar que este humilde entrenador modificó el panorama del fútbol mundial en general. Más allá de esto, Carlos Salvador Bilardo, un dirigido por Zubeldía y su más grande dicípulo diría yo, reinventó la dinámica del juego, adaptó los recursos favoreciendo la victoria y el sacrificio por sobre todas las cosas. No se trataba de salir jugando por las bandas y depender de la calidad de pase de los jugadores, ahora dependía de la cabeza de cada futbolísta, el fútbol dejó de ser solamente habilidad y se transformó en un bello arte de pensar para ganar.

Podrán tildarlo de anti-fútbol como el pibe anteriormente citado, pero si hay algo que no pueden reprochar son los logros de este estilo. Nadie es capaz de discutirle a Bilardo de fútbol, ¿acaso usted lo haría con alguien que ganó un Mundial? Sino le reformulo la pregunta ¿le discutiría de fútbol al gran Osvaldo Zubeldía habiendo ganado 3 libertadores, 1 interamericana y 1 Copa del Mundo? A mi me parece que no...

El bilardismo no se trata de patadas, se trata de ser pensante. Un murraso que deje afuera del partido al más habilidoso del equipo rival es un elemento válido del fútbol, claro que puede ser sancionado con tarjeta y hasta te puede dejar con uno menos, pero el peligro pasó, ya no está el habilidoso y eso genera calma defensiva. Me parece injusto tildar de anti-fútbol a una persona que reformuló las bases de un esquema táctico y rearmó a un burdo fútbol nacional que, imagínese lo que sería con estos jugadores intentando emular al Barcelona.

Para ir cerrando, quiero referirme a estos equipos europeos de moral "pura" e intachable. Gastando cien millones de euros por año es obvio que vas a poder armar un plantel de habilidosos, pero eso no es latinoamérica, hay que entender las distintas realidades de los continentes, en lo social y en el fútbol. A pesar de esto, yo prefiero irme ganando y haber jugado el peor partido de mi vida, a perder habiendo tenido el 90% de posesión de pelota en todo el partido.

Al que no le gusta el bilardismo que sintonice ESPN que está por arrancar un partido del Bayern Munich, déjen en paz al sistema de fútbol latinoamericano, que esto es tierra de Zubeldía y de Bilardo. ¡Ah! y presten atención al Cholo Simeone, DT bilardista y puntero de la Liga Española con el Atlético de Madrid.

¿Y quién nos los devuelve?

Llegó la hora queridísimos amigos, pues ya los considero amigos más que lectores, de abandonar un poco el sentimentalismo y el deporte, al menos por una publicación y referirle unas líneas a aquellos que no las merecen, pero a los que hay que otorgárselas de todas maneras. No les hablo desde la ficción ni desde el inconciente, les hablo de esos que arrebatan la soberanía y la identidad de un país en nombre de "lo Nacional".

Algunos ya no están en este mundo y lo lamento profundamente, lamento que no hayan cumplido la más dura condena que se le puede impartir a un asesino, genocida y vende patria, lamento que no hayan pasado una vida plena e interminable en una mugrosa cárcel del conurbano bonaerense, lamento que no hayan sufrido lo mismo que le hicieron sufrir al pueblo argentino.

Festejo el gol de Maradona, pero eso no nos recuperó las Malvinas; festejo el Mundial del '78 aunque con cierto silencio y dudas sobre su legitimidad, pero eso no nos devolverá a las 30.000 que aún reclaman desde algún lado su identidad; festejo la guerrilla urbana y su resistencia ante el terrorismo de Estado aún siendo torturados. 

Repudio la sangre que derramaron y la mancha enorme que dejaron sobre el suelo argentino; repudio sus discursos a merced de la borrachera y los disparatados actos de cobardía; repudio a la maldita e injusta muerte que no dejó que cumplan una larga condena en prisión. 

Hablo de ellos, personas que ni merecen ser nombradas, pero de las que ya dijimos NUNCA MÁS.