Greenpeace es una organizacion mafiosa, facista, ya antigua,
desfasada, cavernícola, neomedieval, pero por sobre todas las cosas es
capta-boludos. Boludos como Camila, que le deprimía dormir la siesta.
La generación del 2000 aburrida y sin drogas duras estaba condenada a
desaparecer bajo el vil sistema que dejamos atrás en los 50, el tipo
que labura, la madre que hoy labura, los chicos al colegio. Un flagelo.
Pero llegó el fracking, un sistema de extracción de petróleo a 3000
metros de profundidad promedio que imprime nanofracturas en reservorios
de petróleo y gas para extraerlo. Igual que el de toda la vida de los
últimos 120 años, pero con un toque extra. Un toque extra que permitiría
a los boludos de The Beach seguir jugando con sus GameBoys en los
recreos de jugar a ser granjeros. Antes que los masacren los buenos.
The Beach, dirigidos por una nazi casada con otro nazi, comiendo
lechuga y tomando agua de lluvia, parece ser el modelo de civilización
nueva que nos ofrecen los eco-fascistas de Greenpeace, una organización
escindida de otras “fundaciones” anteriores que se dedicaban a expulsar
de sus tierras a miles de pobladores africanos para hacer “reservas
naturales” en donde puedan pastar elefantes, mientras condenaban a
millones de seres humanos a vivir confinados en zonas no fértiles,
alimentados por misioneros y luego la ONU.
Los mismos que hoy no quieren que haya petróleo, porque invirtieron
todo su dinero en acciones de empresas de generación de energías
alternativas al petróleo que son obsoletas.
Camila es una boludita de 20 años como muchas otras que les “deprime”
ir a laburar. Del otro cuarentón hoy liberado hablare en otra edición,
porque merece un artículo aparte.